- El grupo Borges espera comer y tostar los primeros frutos de Tàrrega este otoño
- La empresa capta a agricultores asociados para que cultiven pistacheros y les garantiza la compra de la cosecha
Esta semana se cumplen tres años de la plantación de las primeras 15 hectáreas de pistacheros en Tàrrega, en la finca Mas de Colom de la familia Pont, propietaria del Grupo Borges. La compañía está asesorando a propietarios de los nuevos regadíos del canal Segarra-Garrigues en el cultivo del pistachero, un árbol que tarda cuatro o cinco años en tener una buena cosecha, y les garantiza la comercialización de la producción.
Sus acuerdos con los productores, llamados agricultores asociados, están cambiando el paisaje: en muchas tierras en las que antes crecía el cereal, ahora crecen pistacheros. “A día de hoy, contando con las fincas de los agricultores asociados, se han plantado 113 hectáreas y hay previstas otras 55 más a principios de 2019. Nuestro objetivo en la fase inicial es alcanzar las 500”, asegura el coordinador del proyecto, Antoni Pujol.
Visitas a Granada para captar asociados
Para conocer el cultivo, un centenar de agricultores leridanos visitaron la plantación de pistachos de Borges en Guadix (Granada) en cuatro viajes organizados en septiembre, en plena cosecha. Ya se han animado muchos, mayoritariamente de Tàrrega, Verdú, Artesa de Segre, Les Puelles, Els Omellons, Claravalls o Torrefeta. En Tàrrega y Verdú se concentran las plantaciones más grandes.
Ramón Boleda, de Verdú, es uno de los productores que se ha animado a cultivar pistacheros. Lo hizo hace dos años después de conocer los árboles de Granada. Boleda cultiva 20 hectáreas en las fincas en las que ya puede regar y tiene la intención de plantar cinco más cuando el regadío avance. “La llegada del regadío nos abrió un mundo, teníamos que decidir si seguíamos cultivando lo de siempre o producir algo nuevo”, explica. “En las tierras que tenía cebada y trigo opté por los pistachos, he ido dos veces a Granada y me parece más interesante que el cereal”, cuenta.
“Es cierto que en los primeros años no tendré cosecha, pero luego no tendré que arrancar el árbol a los 20 años, porque puede aguantar 50”, explica. Este agricultor también tiene viña y vende la uva a grandes empresas vinícolas. Este negocio, la vid, es el que le permite aguantar hasta que los pistacheros den fruto.
El proyecto de Borges incluye la construcción de una planta elaboradora cuando el grueso de las plantaciones entren en producción. “La inversión será relevante pero todavía no estamos en condiciones de adelantar cifras”, señala Pujol.
La plantación de pistachos es uno de los cuatro motores con los que la Generalitat anunció hace unos años su intención de activar el canal Segarra-Garrigues. Los otros tres son el proyecto de manzanos con Fruits de Ponent de Alcarràs, el proyecto de doble cosecha anual de maíz para la alimentación ganadera con la Cooperativa d’Ivars d’Urgell y el de Codorniu y el Grup de Cellers de les Valls de Riucorb que promoverán la vinicultura de regadío basándose en las tres Denominaciones de Origen de la zona (Costers del Segre, Cava y Catalunya).
El Centro de Investigación Agroambiental El Chaparrillo, en Ciudad Real, ha elaborado un mapa teórico del cultivo del pistacho en España en el que el área del canal Segarra-Garrigues figura entre las zonas adecuadas, según uno de sus técnicos, José Francisco Couceiro.
De las 366 hectáreas de pistacheros registradas en 2017 en Catalunya, 350 están localizadas en Lleida. La mayoría, 200, todavía ocupan tierras de secano como las de Maials; mientras que 166 ya están en zona de regadío. Los datos de la Conselleria de Agricultura reflejan un descenso del secano y un aumento del área de regadío. En 2014 toda la producción al completo de pistacho se concentraba en Lleida, con 299 hectáreas, de las que eran de secano 217 y de regadío 82.
Fuente: La Vanguardia